PIÉNSELO DOS VECES… (Para despistad@s y obedientes, sobre esas «nuevas vacunas»)
PIÉNSELO DOS VECES…
¿Cedería usted la llave de su casa a un desconocido que le intimidase o coaccionase para hacerlo?
Seguramente no, ¿verdad? Entonces, ¿cómo es que usted cede el acceso de su propio cuerpo al Estado y sus subordinados, bajo la orquestada presión del terror mediático e institucional y la amenaza de sanciones o perjuicios económicos, laborales y de todo tipo si usted decide no vacunarse?
Piénselo, por favor, al menos dos veces, antes de jugar a la “ruleta rusa” con su salud y con su vida. Usted no puede decir que no se le avisó, ni tampoco podrá negar la censura y descrédito sistemáticos a todo médico o científico cuyo dictamen profesional pone en evidencia las manipulaciones y falsedades de la versión oficial sobre la enfermedad y en torno a las «nuevas vacunas».
Si por ceder a la presión institucional -o temeroso de ser señalado por la muchedumbre alienada- le sucediera algo lamentable a usted o a su familia, no podrá levantar el dedo acusador contra nadie (ni nadie le ayudará, de entre las “autoridades” e instituciones que se lavaron las manos y a cuyas consignas usted se entregó imprudentemente), pues la responsabilidad sobre su salud y sobre su vida siempre fue suya.
Alan James (Beev Rations)
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Fuentes: Alan James – Beev Rations, El Diestro, El colectivo de Uno
Edición y título post: Freeman
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ES TIEMPO DE EMANCIPARNOS: empodérate, reasume tu propio poder personal
El tiempo de proyectar afuera las causas de las circunstancias que vivimos debe terminar definitivamente, para recobrar, en cambio, el poder personal y colectivo que fue cedido o entregado a las falsas autoridades y los poderes usurpadores y abusivos que acudieron y aprovecharon, de manera lógica, la llamada vibratoria de una masa de seres desempoderados que, en su interior, se han sentido históricamente víctimas, incapaces, ignorantes, inútiles o culpables (y, por tanto, merecedores de privaciones y castigos).
De manera inevitable, el ser humano ha de tomar conciencia de su naturaleza e identidad real, auténtica, incondicionada, espiritual, asumiendo al fin cada individuo -y, luego, cada sociedad- su integridad y soberanía irrenunciables, así como la responsabilidad por sus propias interpretaciones, actitudes, pensamientos, sentimientos, emociones, palabras y acciones, que son los materiales con los que realmente construye cada uno su propia realidad día con día.
Declaración Universal de Derechos Humanos, “Artículo 19. Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
PARA PROFUNDIZAR: COVID-19
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